Hace tan solo unos meses no conocíamos la palabra Covid-19 y la ninguno de nosotros no había experimentado una pandemia de esta magnitud. Hoy el Covid-19 ha transformado el mundo, la sociedad y a nosotros mismos. Inevitablemente estos cambios van a dejar una “huella psicológica” en la mayoría de nosotros.
Durante este tiempo hemos tenido que aprender a convivir con la incertidumbre ante una situación desconocida, el estrés, la ansiedad, el miedo, el enfado o la tristeza. En definitiva, durante estas semanas hemos intentado adaptarnos a un escenario desconocido para nosotros.
“La huella psicológica” que el Covid-19 dejará, nos afectará a todos, pero será más intensa en los colectivos que han estado en primera línea, como los sanitarios o las personas que han estado expuestas a situaciones traumáticas como aquellos que han perdido a un familiar. La ONU ha publicado que el 47% de los trabajadores de la salud en Canadá y el 50% en china informó sobre la necesidad de apoyo psicológico y depresión. En Italia y España, los padres informaron que durante el confinamiento en la pandemia el 77% de los niños tuvo, inquietud, irritabilidad y nerviosismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), también nos advierte que la pandemia desencadenara un “incremento masivo” en los problemas de salud mental en los próximos meses (la 4ª oleada) por lo que pide reforzar los servicios psicológicos.
Algunas reacciones y efectos psicológicos pue que puede generar el Covid-19
Como mencionamos anteriormente una de las características de esta pandemia son los escenarios cambiantes y la incertidumbre que conllevan. Esta circunstancia, para muchas personas, genera una reacción de estrés que se manifiesta a través de diferentes reacciones cognitivas, emocionales y conductuales. La mayoría de ellas son normales, pero se hace necesario gestionarlas de manera adaptativa para evitar que interfieran con nuestra vida: Reacciones Adaptativas vs Reacciones Interferentes
- La preocupación y la ansiedad: el confinamiento es una experiencia nueva para la mayoría de nosotros y nos ha alcanzado de forma imprevista. Esta situación puede generar malestar emocional completamente normal que iremos gestionando de manera adaptativa. Ahora bien, si por el contrario comenzamos a sentir incertidumbre constante o sensación de pérdida de control o falta de sueño y tristeza son algunos de los síntomas que mantenidos en el tiempo pueden impedirnos llevar una vida normalizada.
- El miedo y la fobia: el miedo es una emoción adaptativa que nos avisa de un posible peligro y nos ayuda a movilizar los recursos para hacerle frente. La emoción de miedo desaparece cuando ha pasado el peligro. Si sentimos que el miedo se adueña de nosotros, si permanece cuando haya acabado el confinamiento, el peligro de contagio o ya estemos en la nueva normalidad, podríamos estar ante una fobia.
- El estado de ánimo y la depresión: Durante este periodo hemos pasado por estados emocionales cargados de tristeza, desesperanza o inseguridad que nos han acompañado en estos momentos tan duros e inciertos. Ahora bien, si tras el confinamiento sientes que estás desmotivado, que no tienes ganas de nada, estás especialmente pesimista y desesperanzado, con falta de sueño y apetito y con poco interés por recuperar las actividades de la vida diaria, podrías estar ante un proceso depresivo leve.
- El estrés pos-traumático: las personas que han estado en primera línea, sobre todo los sanitarios, son alguno de los grupos que más pueden sufrir este efecto. Es normal sentir temor en una situación traumática, pero si este se mantiene en el tiempo se puede convertir en un problema para nuestra vida diaria. Volver a experimentar los momentos dolorosos, estar hipervigilantes, irritables o incluso no poder recordar lo vivido pueden indicarnos un estrés pos-traumático.
- Proceso de Duelo y duelo interferente: es un proceso normal, personal e íntimo por el que pasamos para enfrentar la pérdida de un ser querido. Este proceso se hace más complejo cuando no hemos tenido la oportunidad de despedirnos o la muerte nos ha sorprendido de forma inesperada. Cambiarán las emociones y necesitaremos más tiempo para afrontar cada fase del duelo.
Efectos e impacto psicológico del Covid-19 en las familias, niños y adolescentes
El confinamiento nos ha obligado a tener que compaginar todas las actividades de nuestra vida con la familia. La estrecha relación entre los miembros de la familia hace que la conducta de cada uno de ellos afecte al resto de forma significativa aumentando las posibilidades de conflictos, discusiones y malos entendidos. Estos conflictos familiares pueden provocar inestabilidad poniendo en peligro el equilibrio habitual y la comunicación familiar.
La pareja también puede sufrir efectos negativos, sobre todo, en aquellas parejas que ya tenían dificultades de comunicación y convivencia. Pasar tanto tiempo juntos o el estrés adicional con el que han tenido que lidiar ha hecho brotar asperezas y roces en las parejas con mayor facilidad, pudiendo acabar en separación o divorcio.
Para los niños, al igual que para los adultos, el virus ha supuesto una nueva situación a la que han tenido que adaptarse. En general suelen ser moldeables y se adaptan rápido pero también es normal que puedan estar asustados o muestren desconfianza y miedo.
La adolescencia es una etapa de la vida donde se producen muchos cambios y donde el desarrollo psicológico está muy unido a lo social y emocional. El covid-19 ha supuesto un parón radical en lo social que, sumado a la angustia y el estrés, pueden propiciar un incremento en conductas adictivas como es el uso de las nuevas tecnologías.
Tanto en niños como en adolescentes, debemos de prestar atención a esas emociones que en la mayoría de los casos serán normales o si por el contrario observamos que se prolongan en el tiempo afectando el desarrollo de la vida cotidiana debemos ponernos manos a la obra.
¿Qué puedo hacer para mejorar la “huella Psicológica” del Covid-19?
Es indiscutible que el Covid-19 ha dejado una “huella psicológica” en toda la población y más aún en aquellos que han estado en primera línea, pero la intensidad o el alcance de esta huella psicológica, a nivel particular, va a depender de cómo manejemos esta situación y los apoyos que tengamos.
Las investigaciones realizadas en situaciones de catástrofes, terremotos o atentados indican que este tipo de acontecimientos pueden ser una oportunidad de crecimiento personal debido a la capacidad de resilencia que tenemos los seres humanos para superar situaciones adversas.
¿Cómo fortalecer nuestra resilencia en situaciones como esta?
- Podemos establecer relaciones de apoyo dentro y fuera de la familia.
- Evitar ver las crisis del Covid-19 como un obstáculo insuperable.
- Aceptar que el cambio es parte de la vida.
- Se proactivo cambiando la preocupación por acción.
- En situaciones de estrés, como en el Covid-19 es importante cultivar una visión positiva de ti mismo.
- Cuida de ti mismo. Mantén tu rutina, busca espacios de reflexión y relajación.
Además de la resilencia, manejar y conocer nuestras emociones puede ayudarnos a minimizar el alcance e intensidad de la “huella psicológica. Entender que son, qué papel juegan y hacer una buena gestión de ellas supone un beneficio para nuestra salud mental como adultos, niños y adolescentes.
Nadie nos ha enseñado a sentir o identificar las emociones y durante esta pandemia hemos sentido muchas y nos hemos agobiado sintiéndolas de forma intensa. Quizás es un buen momento para comenzar con los niños, y con nosotros mismos, a aprender a reconocer las emociones y a establecer una relación que nos permita gestionarlas. Reconocer y aceptar las emociones nos ayudará a tener un mejor bienestar emocional.
Si crees que necesitas apoyo para fortalecer tu resilencia y reconocer tús emociones estamos aquí para ayudarte. Cuenta con Mentevita.
Bibliografía
Organización Mundial de la Salud (OMS) http://www.emro.who.int/mnh/publications/mental-health-support-during-covid19.html?format=html;