La terapia psicológica puede ser una aliada clave para acompañar a las personas con discapacidad en su proceso de adaptación y bienestar. A través del trabajo terapéutico, se pueden:
Desarrollar estrategias para afrontar cambios, frustraciones y barreras diarias.
Fortalecer la autoestima, la autoconfianza y la sensación de control personal.
Mejorar habilidades sociales y de comunicación para pedir apoyo y establecer límites.
Gestionar emociones como ansiedad, tristeza o estrés asociadas al proceso de adaptación.
Potenciar la autonomía emocional y la capacidad para tomar decisiones con mayor seguridad.
En esencia, la terapia ayuda a construir una vida más equilibrada, con mayor bienestar emocional, sentido de independencia y herramientas para afrontar los desafíos con resiliencia y esperanza.